Traductor

martes, 27 de febrero de 2018

Memorias de ultramar


En la noche, el cuerpo recorre lugares en los que nunca estuvo. Aterriza en determinado país, atraviesa ciudades y, a veces, pronuncia nombres. Casi siempre propios, títulos de una obra sin argumento, nombres que se vuelven enigmas en la oscuridad plena de la noche.

Caminar desnuda, perder la propia voz en un grito, reencontrar personas amadas, hallarse en el epicentro de un tornado, erotizarse, volar y también morir en sueños. 

Saber reír y despertar riendo. La risa es una fuga llena de absurdos. Causa gracia un detalle menor, una premisa incomprensible, cualquier cosa desencadena una carcajada. El sentido se desgrana al despertar y vuelves a ser lanzada al mundo riendo, sin entender cómo ni por qué.

En otros libera una sola imagen o tonalidad, como aquel azul que observé dormida una vez: tendía la ropa, buscaba el cielo y encontré claridad. Breve escena que me llevó a priorizar y enfrentar sensaciones y cambios

Los sueños también regalan melodías. En ocasiones, las he logrado extraer de ese universo profundo. Transito el semisueño tarareándolas una y otra vez y con el arrullo amanso este lado de la realidad

(s.figueroa, 2018)