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jueves, 30 de julio de 2009

La insistencia de las cosas



Buscando al poeta encontré al pianista Charles Tomlinson. Nacido en 1884 en Elvira, un pequeño pueblo de Nueva York, donde vivió y dedicó gran parte de sus días a componer obras musicales, principalmente para el piano.

Pero es otro Charles Tomlinson quien insiste en llamar, queriendo también compartir sus cosas. (¿Será ese el modo de los pianistas tocar la puerta?) 

Hoy converso con el recuerdo. Leo poemas en voz alta.  

Calfucurá, julio de 2009



La insistencia de las cosas de Charles Tomlinson

Poeta de la mirada, Charles Tomlinson presenta el modo en el que los elementos y las cosas viven con nosotros. 

A qué se pareció

Fue como el acercamiento de la llama
al caminar sobre la mecha: en rápida
cascada se cobró su porción de árboles,
al pie de la colina se detuvo
y luego, en un crescendo sin esfuerzo,
cubrió al sembrado enjuto.
Flaqueó el silencio y en la pausa
se oyó toda la casa distenderse
entre sus ligaduras, las vigas
tirantes bajo el tejado, en espera
del estallido inminente. Vino
y se fue. Las ventanas cegadas
surgieron del telón de la lluvia
a un mundo Después-del-agua,
más verde y más tupida
su verde confusión. Al bautismo
de la casa resplandeciente
siguió esa calma que alberga
una nave de iglesia:
sabor a incienso, espacio, piedra.


Sobre agua

Surco es inexacto:
ningún navío
se vuelve arado
sobre este vítreo ébano:

ni en cavernas marinas
encerrado, se aquieta:
donde la media-luz penetra,
comba imagen tras imagen

entre ilegibles profundidades
y lúcidos pasajes,
bestiario de piedras,
libro sin páginas:

con todo, otorga
tanto cuanto niega:
somos hijos y huérfanos
de esos sólidos vacíos:

La puerta

Muy poco
se ha dicho
de la puerta, una de
sus caras vuelta hacia el
vertido de la noche y la otra
hacia el brillo y parpadeo del fuego en el hogar.

Aire, aprisionado
por estas cubiertas
dentro del libro de la habitación,
está lleno de las páginas
cambiantes de oscuridad y fuego mientras
el viento se apoya en los paneles, o altera ese quemar.

No solo
el rompeolas de
la tormenta, sino la súbita
frontera para nuestra concurrencia, apariciones,
y tan llena del ofrecimiento de espacio
como la vista al través de un cromlech.

Es que las puertas son
a un tiempo marco y monumento
para nuestro tiempo pasado,
y demasiado poco
se ha dicho
de nuestro advenimiento y partida a su través.

Pequeño poema de acción

Para Robert y Bobbie Creeley

Llegar
inesperadamente
de ninguna parte:
luego:
habiendo hecho
aquello para lo que
uno vino,
marcharse.
La puerta
está ahora abierta
la que antes
ni estaba
abierta
ni estaba allí.
Es como
Chopin
sacudiéndose
la música de los dedos,
haciendo aquello
en lo que
todo es
o técnica
elevada a brujería
o nada sino notas.
Llegar
inesperadamente
a algún sitio
y el acorde
final, y la final
palabra.

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