Traductor

viernes, 22 de mayo de 2009

Cuatro pretextos de Servando Echeandía


muchas horas afinando el instrumento

muchas horas auscultando cada son,

cada sonoridad, cada sonido,

muchas horas hasta alcanzar el instante incandescente que deshace al instrumento, que lo reduce a una excusa,
a un pretexto,

y hasta, quién lo hubiera dicho,

impedimento

--


ahora

que por fin has arribado al final de tu camino
ahora que por fin estás de vuelta
a tu puerto original
se detiene al peregrino y queda el viaje
se despierta el soñador y queda el sueño


--


para intentar volver
hay que ocultarle al ojo la radiante claridad
que una vez lo encegueciera
para intentar volver hay que negarle al oído la embriagante melodía que una vez lo ensordeció

--


ver lo que
por transparente no se ve
saber lo que por evidente se desconoce
sentir lo que,
por último,
ya no se ve,

ya no se sabe,
ya nadie siente

(Pretextos, Servando Echeandía Colón)