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sábado, 9 de mayo de 2009

Pablo Looks Back



Pablo se levanta temprano todas las mañanas, vive sólo en el pico de una montaña, cerca del mar, lejos de todos. En el atardecer tararea una melodía que más tarde convierte en silbido. El eco viaja desde las paredes de su casa hacia la verde llanura que el viento devuelve como un secreto a sus oídos.  


(s.figueroa, Los días que fueron)

Amari szi, amari (hebra de caballo)



Esta voz pudo haber sido la mía o la tuya: simple, áspera; el violín, muy bien pudo haber sido el que una vez toqué, y que desempolvase hoy para ti. Condiciones que son posibles -¡claro que todo habría sido posible!- si no fuera porque la canción misma escapa a todo intento de abrir el campo, pues ésta es el campo mismo que inició ya una celebración que no podrá posponerse para un mejor después.
[...] 
y corro como recién salida por la compuerta:
 
"Tengo un caballo dentro de mí que raramente

se expresa. Pero cuando veo a otro caballo, entonces

el mío se expresa. Su forma habla."

(Clarice Lispector)




(sylvia figueroa, Los días que fueron)




Nikita


Se me acercó en silencio, lo miré a la cara, le apunté con mi pistola, y lo maté.

El día que me pidieron que les dijera mi nombre, no me creyeron. Gritaba y gritaba

(¡NIKITAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!),

hasta que me pensaron demente y calcularon mi furia.

Desperté más tarde en un lugar hermético, en una gran oficina llena de cubículos y objetos electrónicos que jamás había visto. Allí trataron de convertirme a una vida que -según ellos- sería más sofisticada para mí.

Lo que no saben es que si me convertí, si me deshice de este abominable ser que había sido yo, fue por ti.


Tú y tus juegos sádicos, y yo que volví a matar por ti.

Esperaba la orden para matar porque matando volvía a ser la persona nueva que fui contigo.

[...]

Pero los asesinatos nunca me acercaron lo suficiente.

[...]

Las despedidas son desenlaces grandiosos: puertas que cierran, ventanas que abren. Uno podría no repetirlas nunca más, pero no lo hace. Y en el fondo la música, por donde cada cual se asoma como un muerto que sabe que va a resucitar. Y así se vive, momentáneamente.
Pero hay que morir, está dicho, todos tenemos que morir. Y así será.

(s.figueroa, Los días que fueron)