Calfucurá a mediados de julio del año 2009. Una habitación doble, con dos camas y dos puertas: una blanda; la otra, firme. La puerta que abre lo hace a gritos, y a gritos implora constancia, duración; sin embargo es la otra, la que no se deja abrir, la que permanece.
Misterio. Afuera: una cruz de iglesia; reluciente amanecer.