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sábado, 18 de septiembre de 2010

El ruido 

El amante de Marguerite Duras se detiene sobre retales trazados por el recuerdo, eminentemente visuales y táctiles. La historia comienza en la adolescencia, salta el "largo de vida" de una mujer y la presenta décadas más tarde.
Parecería ser la imagen, sin embargo, es el ruido fiel al recuerdo: 
el timbre del teléfono 
la voz que responde, 
la que escucha del otro lado
el reconocible ruido de una ciudad
 afinan el recuerdo. 



El ruido
[...]
El ruido de la ciudad resulta tan próximo,
tan cercano, que se oye
su roce contra la madera de las persianas.
Se oye como si atravesaran la habitación.
Acaricio su cuerpo en ese ruido, en ese paso.
El mar, la inmensidad que se recoge,
se aleja,
vuelve.
[...]
(Marguerite Duras, El amante)