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viernes, 4 de diciembre de 2009

A dúo virtual con MIMA:


MIMA, antes del concierto; después de Damen
(y yo aquí: antes y después).

martes, 24 de noviembre de 2009



Un día extraño, un día malo, un día normal, un día pésimo, un día raro, un buen día; no sé en qué orden van pasando, pero ahí están: próximos a la aurora en Pekín (y, ciertamente, de Marc Ribot).


El sueño de la razón produce monstruos, Francisco Goya (1797).

martes, 10 de noviembre de 2009


 
Estos rostros (8 en total) se cruzaron hoy por mi camino. Quiero que los conozcan del mismo modo en que se presentaron. No se llaman “bocetos” pero así he decidido llamarles; yo, que sigo estando en ciernes.

primer rostro

segundo 

tercero

 cuarto

quinto

sexto


séptimo

octavo

domingo, 6 de septiembre de 2009

De Julia de Burgos y para ella misma


-->

Transcribo la verdad sencilla de Julia de Burgos (Puerto Rico, 1914-1953), su búsqueda del sonido especial de la luz. Si es azul, como puede que todavía lo sea, coincidirá entonces con un pequeño rincón de una ciudad que pretendemos olvidar. Julia escribió extensamente en futuro, anticipando una y otra vez la despedida. Más desprendida que nosotros ahora, que aun nos preguntamos ¿y todo esto para qué? pero, a diferencia de ella, fingimos seguir siendo los mismos.


Poema sin sentido

¿Para qué la agonía
de alimentar un sueño
que nació en claridades
y se agita en la nada?
La tonada del orbe se escondió
entre tinieblas
al sorber realidades
el rocío de dos almas.
El ayer nos recuerda en el fondo
del cielo
que dejó sus estrellas
en humana belleza,
y el sollozo del aire nos conduce
entre pétalos
al minuto en que en besos
nos cruzamos las sendas.
Hoy se mueren las horas
en prosaico cadáver
por ser grande el amor
pero breve la brisa
que alimenta la jaula
de inocentes jilgueros
que en un canto se amaron
y en un llanto se olvidan.



Que me quieres en verde

Al aire lo complico
con mi fuga
del mundo
porque no estás presente.
¡Quiéreme, claridad!
¡Arroyo mío, quiéreme;
revienta las estrellas
y trae al cielo
a verme
y a decirme,
en tormentas,
que me quieres
en verde!



¿En dónde está
el sonido especial de la luz?

¿En dónde está el sonido
especial de la luz
y el cielo del espíritu
dónde está retratándose?
El mar partió mi nombre
en dos, y en claridades,
y una sombra imborrable
se borró del crepúsculo.
¿Qué le pasó a la ola?
Un anticipo trágico
de lumbres la seguía
y encontró su azul
falda de espumas
en su río.



Momentos

Yo, fatalista,
mirando la vida llegándose y alejándose
de mis semejantes.
Yo, dentro de mí misma,
siempre en espera de algo
que no acierta mi mente.
Yo, múltiple,
como en contradicción,
atada a un sentimiento sin orillas
que me une y me desune,
alternativamente,
al mundo.
Yo, universal,
bebiéndome la vida
en cada estrella desorbitada,
en cada grito estéril,
en cada sentimiento sin orillas.
¿Y todo esto para qué?
-Para seguir siendo la misma.

domingo, 30 de agosto de 2009

viernes, 14 de agosto de 2009

Sin título


El desierto se abre ante los ojos del viajero
sobre sus ciudades 
se sumerge,
y encuentra

un tesoro arenoso,
cálido,
escapa
de sus dedos
y se adhiere
a cada fibra
de su cuerpo.

Al regreso,
agua y arena
confabulan
contra la espina
y anuncian
la llegada de la rosa.

Santorini


-->

Será el calor infernal; el gato afuera, la isla, y mientras tanto, la gente que no llega.

jueves, 30 de julio de 2009

La insistencia de las cosas



Buscando al poeta encontré al pianista Charles Tomlinson. Nacido en 1884 en Elvira, un pequeño pueblo de Nueva York, donde vivió y dedicó sus días a componer obras musicales, principalmente para el piano.

Pero es otro Charles Tomlinson quien insiste en llamar, queriendo también compartir sus cosas. (¿Será ese el modo de los pianistas tocar la puerta?) 

Hoy converso con el recuerdo. Leo poemas en voz alta.  

Calfucurá, julio de 2009



La insistencia de las cosas de Charles Tomlinson

Poeta de la mirada, Charles Tomlinson presenta el modo en el que los elementos y las cosas viven con nosotros. 

A qué se pareció

Fue como el acercamiento de la llama
al caminar sobre la mecha: en rápida
cascada se cobró su porción de árboles,
al pie de la colina se detuvo
y luego, en un crescendo sin esfuerzo,
cubrió al sembrado enjuto.
Flaqueó el silencio y en la pausa
se oyó toda la casa distenderse
entre sus ligaduras, las vigas
tirantes bajo el tejado, en espera
del estallido inminente. Vino
y se fue. Las ventanas cegadas
surgieron del telón de la lluvia
a un mundo Después-del-agua,
más verde y más tupida
su verde confusión. Al bautismo
de la casa resplandeciente
siguió esa calma que alberga
una nave de iglesia:
sabor a incienso, espacio, piedra.


Sobre agua

Surco es inexacto:
ningún navío
se vuelve arado
sobre este vítreo ébano:

ni en cavernas marinas
encerrado, se aquieta:
donde la media-luz penetra,
comba imagen tras imagen

entre ilegibles profundidades
y lúcidos pasajes,
bestiario de piedras,
libro sin páginas:

con todo, otorga
tanto cuanto niega:
somos hijos y huérfanos
de esos sólidos vacíos:

La puerta

Muy poco
se ha dicho
de la puerta, una de
sus caras vuelta hacia el
vertido de la noche y la otra
hacia el brillo y parpadeo del fuego en el hogar.

Aire, aprisionado
por estas cubiertas
dentro del libro de la habitación,
está lleno de las páginas
cambiantes de oscuridad y fuego mientras
el viento se apoya en los paneles, o altera ese quemar.

No solo
el rompeolas de
la tormenta, sino la súbita
frontera para nuestra concurrencia, apariciones,
y tan llena del ofrecimiento de espacio
como la vista al través de un cromlech.

Es que las puertas son
a un tiempo marco y monumento
para nuestro tiempo pasado,
y demasiado poco
se ha dicho
de nuestro advenimiento y partida a su través.

Pequeño poema de acción

Para Robert y Bobbie Creeley

Llegar
inesperadamente
de ninguna parte:
luego:
habiendo hecho
aquello para lo que
uno vino,
marcharse.
La puerta
está ahora abierta
la que antes
ni estaba
abierta
ni estaba allí.
Es como
Chopin
sacudiéndose
la música de los dedos,
haciendo aquello
en lo que
todo es
o técnica
elevada a brujería
o nada sino notas.
Llegar
inesperadamente
a algún sitio
y el acorde
final, y la final
palabra.

sábado, 30 de mayo de 2009

Es allí adonde voy o ¿Dónde estuviste anoche? de C.Lispector


(Gregory Bridges, Dog Music Evolution)


Más allá de la oreja existe un sonido, en el extremo de la mirada un aspecto, en las puntas de los dedos un objeto: es allí adonde voy.

En la punta del lápiz el trazo.
Donde expira un pensamiento hay una idea, en el último suspiro de alegría otra alegría, en la punta de la espada la magia: es allí adonde voy.
En la punta del pie el salto.
Parece la historia de alguien que fue y no volvió: es allí adonde voy.
¿O no voy? Voy, sí. Y vuelvo para ver cómo están las cosas. Si continúan mágicas. ¿Realidad? Yo os espero. Es allí adonde voy.
En la punta de la palabra está la palabra. Quiero usar la palabra "tertulia", y no sé dónde ni cuándo. Al borde de la tertulia está la familia. Al borde de la familia estoy yo. A la orilla de mí estoy yo. Es hacia mí adonde voy. Y de mí salgo para ver. ¿Ver qué? Ver lo que existe. Después de muerta es hacia la realidad adonde voy. Mientras tanto, lo que hay es un sueño. Sueño fatídico. Pero después, después todo es real. Y el alma libre busca un rincón para acomodarse. Soy un yo que anuncia. No sé sobre qué estoy hablando. Estoy hablando de nada. Yo soy nada. Después de muerta me agrandaré y me esparciré, y alguien dirá con amor mi nombre.
Es hacia mi pobre nombre adonde voy.
Y de allá vuelvo para llamar al nombre del ser amado y de los hijos. Ellos me responderán. Al fin tendré una respuesta. ¿Qué respuesta? La del amor. Amor: yo os amo tanto. Yo amo el amor. El amor es rojo. Los celos son verdes. Mis ojos son verdes. Pero son verdes tan oscuros que en las fotos salen negros. Mi secreto es tener los ojos verdes y que nadie lo sepa.
En el extremo de mí estoy yo. Yo, implorante, yo, la que necesita, la que pide, la que llora, la que se lamenta. Pero la que canta. La que dice palabras. ¿Palabras al viento? Qué importa, los vientos las traen de nuevo y yo las poseo.
Yo a la orilla del viento. La colina de los vientos aullantes me llama. Voy, bruja que soy. Y me transmuto.
Oh, perro, ¿dónde está tu alma? ¿Está cerca de tu cuerpo? Yo estoy cerca de mi cuerpo. Y muero lentamente.
¿Qué estoy diciendo? Estoy diciendo amor. Y cerca del amor estamos nosotros.


(Clarice Lispector, ¿Dónde estuviste de noche?)

viernes, 22 de mayo de 2009

Cuatro pretextos de Servando Echeandía


muchas horas afinando el instrumento

muchas horas auscultando cada son,

cada sonoridad, cada sonido,

muchas horas hasta alcanzar el instante incandescente que deshace al instrumento, que lo reduce a una excusa,
a un pretexto,

y hasta, quién lo hubiera dicho,

impedimento

--


ahora

que por fin has arribado al final de tu camino
ahora que por fin estás de vuelta
a tu puerto original
se detiene al peregrino y queda el viaje
se despierta el soñador y queda el sueño


--


para intentar volver
hay que ocultarle al ojo la radiante claridad
que una vez lo encegueciera
para intentar volver hay que negarle al oído la embriagante melodía que una vez lo ensordeció

--


ver lo que
por transparente no se ve
saber lo que por evidente se desconoce
sentir lo que,
por último,
ya no se ve,

ya no se sabe,
ya nadie siente

(Pretextos, Servando Echeandía Colón)

lunes, 11 de mayo de 2009

El puente




Para hacer un puente, el cuerpo se tira hacia atrás
tan pronto caen las manos firmes en el suelo
miras todo lo demás menos
el puente.





(s.figueroa, La dirección del sonido)

sábado, 9 de mayo de 2009

Pablo Looks Back



Pablo se levanta temprano todas las mañanas, vive sólo en el pico de una montaña, cerca del mar, lejos de todos. En el atardecer tararea una melodía que más tarde convierte en silbido. El eco viaja desde las paredes de su casa hacia la verde llanura que el viento devuelve como un secreto a sus oídos.  


(s.figueroa, Los días que fueron)

Amari szi, amari (hebra de caballo)



Esta voz pudo haber sido la mía o la tuya: simple, áspera; el violín, muy bien pudo haber sido el que una vez toqué, y que desempolvase hoy para ti. Condiciones que son posibles -¡claro que todo habría sido posible!- si no fuera porque la canción misma escapa a todo intento de abrir el campo, pues ésta es el campo mismo que inició ya una celebración que no podrá posponerse para un mejor después.
[...] 
y corro como recién salida por la compuerta:
 
"Tengo un caballo dentro de mí que raramente

se expresa. Pero cuando veo a otro caballo, entonces

el mío se expresa. Su forma habla."

(Clarice Lispector)




(sylvia figueroa, Los días que fueron)




Nikita


Se me acercó en silencio, lo miré a la cara, le apunté con mi pistola, y lo maté.

El día que me pidieron que les dijera mi nombre, no me creyeron. Gritaba y gritaba

(¡NIKITAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!),

hasta que me pensaron demente y calcularon mi furia.

Desperté más tarde en un lugar hermético, en una gran oficina llena de cubículos y objetos electrónicos que jamás había visto. Allí trataron de convertirme a una vida que -según ellos- sería más sofisticada para mí.

Lo que no saben es que si me convertí, si me deshice de este abominable ser que había sido yo, fue por ti.


Tú y tus juegos sádicos, y yo que volví a matar por ti.

Esperaba la orden para matar porque matando volvía a ser la persona nueva que fui contigo.

[...]

Pero los asesinatos nunca me acercaron lo suficiente.

[...]

Las despedidas son desenlaces grandiosos: puertas que cierran, ventanas que abren. Uno podría no repetirlas nunca más, pero no lo hace. Y en el fondo la música, por donde cada cual se asoma como un muerto que sabe que va a resucitar. Y así se vive, momentáneamente.
Pero hay que morir, está dicho, todos tenemos que morir. Y así será.

(s.figueroa, Los días que fueron)

domingo, 3 de mayo de 2009

El sonido




Me acerco con cuidado porque es leve,
y me gustaría mucho que no lo fuera.
El sonido sigue su curso,
que sea siempre el mismo
y pueda dejarnos tan fuera de sí
es lo extraordinario.
(s.figueroa, La dirección del sonido)

Wisława Szymborska, a quien le toque

A Speech at the Lost and Found


I lost a few goddesses on my way from south to north,
as well as many gods on my way from east to west.
Some stars went out on me for good: part for me, O sky.
Island after island collapsed into the sea on me.
I'm not sure exactly where I left my claws,
who wears my fur, who dwells in my shell.
My siblings died out when I crawled onto land
and only a tiny bone in me marks the anniversary.
I leapt out of my skin, squandered vertebrae and legs,
and left my senses many many times.
Long ago I closed my third eye to it all,
waved it off with my fins, shrugged my branches.

Scattered by the four winds to a place that time forgot,
how little there remains of me surprises me a lot,
a singular being of human kind for now,
who lost her umbrella in a tram somehow.




foto: Massimo Bartera



A Large Number

Four billion people on this earth,

but my imagination is the way it's always been:

bad with large numbers.

It is still moved by particularity.

It flits about the darkness like a flashlight beam,

disclosing only random faces,

while the rest go blindly by,

unthought of, unpitied.

Not even a Dante could have stopped that.

So what do you do when you're not,

even with all the muses on your side?


Non omnis moriar-a premature worry.

Yet am I fully alive, and is that enough?

It never has been, and even less so now.

I select by rejecting, for there's no other way,

but what I reject, is more numerous,

more dense, more intrusive than ever.

At the cost of untold losses-a poem, a sigh.

I reply with a whisper to a thunderous calling.

How much I am silent about I can't say.

A mouse at the foot of mother mountain.


Life lasts as long as a few lines of claws in the sand.


My dreams-even they are not as popolous as they should be.

There is more solitude in them than crowds or clamor.

Sometimes someone long dead will drop by for a bit.

A single hand turns a knob.

Annexes of echo overgrow the empty house.

I run from the threshold down into the quiet


valley, seemingly no one's-an anachronism by now.


Where does all this space still in me come from-

that I don't know.




(Szymborska, .....of humand kind for now....)

sábado, 2 de mayo de 2009

Cinco entradas posibles a las moradas de Susana Thénon


Bjork frente a Led Zeppelin

Fundación

Como quien dice: anhelo,
vivo, amo,
inventemos palabras,
nuevas luces y juegos,
nuevas noches
que se plieguen
a las nuevas palabras.
Hagamos
otros dioses
menos grandes,
menos lejanos,
más breves y primarios.
Otros sexos
hagamos
y otras imperiosas necesidades
nuestras,
otros sueños
sin dolor y sin muerte.
Como quien dice: nazco,
duermo, río,
inventemos
la vida
nuevamente.



...
los ingenieros ríen suavemente
de los poetas flacos

los miran al trasluz
los desenrollan con delicadeza

no hay vetas
ni vestigios
informan

la franja azul más que petróleo
es metáfora del agua

y la zona amarilla no revela
subproducto ni krill

nadie comerá de esto
informan

pero aconsejo no desactivarlos

...


Juego


Despojémonos de todo aquello
seguro
que se proyecta al exterior
con trazos lentos
y definitivos.
Todos empleados en la tarea
de ser, vivir, sentir
sin otros lazos.
Y quien no atine a sofocar
su amor por lo prohibido,
reclame su derecho al dolor,
su penitencia.
Despojémonos de todo cuanto
nos conformó a imagen y semejanza
nuestra
y gustemos sabiamente para el recuerdo
el minuto absurdo y libre.






(La mentira del tango)






















Tango
Ante un cuadro de Leonor Vassena

Trac de la sangre
alucinada
es el baile.
Quietud
a la espera de movimiento.
(Cuerpos de tierra verde,
trascendentes).
Sube la inquietud cromática
y se ubica
en las partes.



La marea
Es dura de aguantar
esta larga ingratitud
de las horas
cuando al fin de tu sueño
compruebas
que se alejaron sin amarte.
Doloroso es sentir
cómo la tarde se desprende
y te deja
sin su piel cristalina,
sin su abrazo.
Triste es todo en su fondo
cuando a solas
desciende y sube la marea
de la sangre.
Triste y fundamental
y turbio
es este ardor
sin tregua.


(Susana Thénon, La morada imposible)

Escribir


"El puñal" de José Juan Tablada.

Él escribe. Prefiere el bolígrafo porque dice que así es como único recuerda. Y sin embargo, aún el objeto –en sus jadeos de angustia y pánico- va perdiendo la
tinta.

(s.figueroa)

El cuerpo

No hay que temer estirar la buena voluntad y exigirle al cuerpo; después de todo, la cabeza lo ha maltratado siempre.

viernes, 1 de mayo de 2009

He abierto una página

La doblo por la mitad, a esa mitad le hago otro doblez; luego otro, hasta volverlo un pequeño recuadro de apenas el tamaño de uno de tus ojos. 
Si te asomas por aquí, y mañana regresas, y más tarde también, será porque este espacio a media luz calla y al mismo tiempo dice. Todo es cierto.